Con la healthification de todos los sectores del mercado, las personas demandan también una transformación del sector de la alimentación y su producción, desde las empresas de nueva creación hasta las cadenas de suministro, las fórmulas, los envases, el marketing de las marcas e incluso los criterios de las tiendas.
«Me imagino perfectamente que dentro de treinta años todos tendremos en casa dispositivos inteligentes que recojan datos personales durante todo el día, como un inodoro y un espejo inteligentes. De este modo, podremos medir muchos datos sobre nuestra salud. El supermercado será entonces el lugar al que acudir para interpretar esos datos. Piensa en un asesoramiento nutricional personal o en un suplemento para tu flora intestinal», dice Chloé Rutzerveld curator de Embassy of Food. La innovación y el uso de nuevas tecnologías serán clave para la creación de este «supermercado del futuro», a partir del cual se introducirán nuevos alimentos y sistemas que aseguren el camino hacia unos hábitos alimentarios más sanos y sostenibles.
Con el boom del wellness, los consumidores son cada vez más conscientes y buscan estar más informados sobre lo que se ponen y meten en el cuerpo. David Johnson, cofundador de la marca de medicamentos clean Genexa, explica que los consumidores están «cada vez más informados acerca de la transparencia de los ingredientes, la eficacia y las etiquetas limpias en alimentación y belleza entre otros».
Pero no solo eso. Desde hace medio siglo, la gente ha ido recopilando datos personales sobre su salud a través de sensores, relojes inteligentes e incluso tatuajes y chips subcutáneos. Pero ¿de qué sirve toda esa información sobre las diferentes variables corporales si no se puede hacer nada con ella?
Para satisfacer el compromiso de los consumidores con una alimentación más sana, los productores de alimentos y los retailers deberán innovar para ofrecer a sus clientes un consumo consciente que favorezca productos sanos y de proximidad. El supermercado del futuro podría ser el punto de partida.
La salud y el bienestar seguirán siendo una prioridad clave para los consumidores, pasando de experiencias en momentos excepcionales a lo cotidiano. De esta forma, espacios y servicios públicos, como los supermercados, verán una oportunidad de colaboración y asociación con marcas de salud y bienestar.
Según Technavio, el mercado de alimentos saludables y de bienestar tiene un potencial de crecimiento de 198,2 millones de euros entre 2020 y 2024. Por todo esto, el supermercado del futuro no estará necesariamente orientado a la compra, sino que será un campo de experimentación en el que la transparencia, la cocreación, la experiencia y la educación en relación con la alimentación serán las protagonistas.
Y es que a pesar de la comodidad de las compras en línea, el 51 % de los consumidores estadounidenses prefiere la experiencia global de comprar en una tienda (fuente: Vericast). El supermercado será ese lugar físico donde una nueva generación de agricultores, científicos, retailers y diseñadores unirán sus fuerzas para trabajar de forma hiperlocal en la producción de materias primas sostenibles y productos innovadores. ¿Qué pasa cuando se puede cultivar salmón, pero ya no tiene que tener forma de pez? El biocultivo de alimentos provenientes de animales está en alza. Y parece la única alternativa para poder alimentar a una población mundial que no hace más que crecer. Se prevé que solo la población del continente asiático pase de 4700 millones de habitantes a un máximo de 5300 millones en 2055 (fuente: abrdn). Los clientes, por su parte, recibirán educación sobre medio ambiente, la producción de estas materias primas y recibirán productos que estarán personalizados específicamente a sus necesidades físicas y mentales.
La tecnología y la IA serán esenciales en el desarrollo de productos basados en los parámetros de salud de cada persona, pero la fatiga tecnológica forzará a los desarrolladores a mejorar los dispositivos tecnológicos, con el objetivo de que no estén a la vista del usuario.
Aparte de variables como la salud, los dispositivos electrónicos e inteligentes servirán a los consumidores para mostrarles parámetros como nutricionales, sostenibles, de origen. También servirán para las estrategias de precios dinámicos. Softwares como Wasteless ayudan a aumentar los beneficios de los supermercados optimizando los precios en función de las fechas de caducidad, lo que se traduce en una reducción de los residuos y una rebaja en los bolsillos de los consumidores.
Los supermercados se convertirán en tiendas holísticas que utilizarán datos de las personas relacionados con su salud para proporcionarles una nutrición personalizada, a través de la propuesta y creación de alimentos in situ desarrollados por los propios clientes, y espacios impulsados por la IA que ayudarán a los visitantes a tomar mejores decisiones tanto para sí mismos como para el planeta.
Ir al supermercado se convertirá en una actividad cada vez más social. Las tiendas estarán más digitalizadas, pero también alojarán espacios de encuentro e incluso de creación de contenido para la recomendación de productos de unos clientes a otros.
En los supermercados tradicionales, el interiorismo y la muestra del producto están a merced del precio y las ofertas. En los próximos años habrá un cambio de paradigma donde se pondrá por delante no tanto el precio como la salud. Esto afectará en el visual design de un espacio, siendo más amable, cercano, informativo y menos agresivo.