Según el Global Wellness Institute, el turismo de bienestar mundial tendrá un valor de 1,3 miles de millones de dólares en 2025. La pandemia y las crisis que se han ido sucediendo han provocado una ola de concienciación con respecto a la salud física y mental que los consumidores priorizan en todo caso. Es por eso que las experiencias hoteleras tras la pandemia han evolucionado para adaptarse a la demanda de estancias orientadas a la salud y vacaciones hiperpersonalizadas centradas en experiencias educativas y momentos de crecimiento personal.
Atrás quedan los tradicionales spas o los ostentosos gimnasios de los hoteles. El sector hospitality está llevando a cabo un rebranding de estos espacios, creando lugares y servicios más enfocados a indicaciones médicas dirigidas por expertos que promuevan la recuperación y la prevención.
Aunque el 2022 fue un año récord para el sector de los viajes, la recesión mundial que ha sacudido el 2023 ha provocado que los consumidores reconsideren sus prioridades. Muchas personas ven ahora los viajes más como un catalizador del bienestar y la recuperación que una carrera de obstáculos por tachar el mayor número de experiencias de un solo golpe. Según un informe de Condor Ferries, más de la mitad (55 %) de los milenials se va de vacaciones para relajarse de la vida cotidiana, frente al 50 % que hace viajes para visitar gente y el 45 % para pasar tiempo con la familia.
El mercado del turismo de bienestar es uno de los que más crecida ha percibido en los últimos años, con turistas internacionales que gastaron de media 1563 euros por viaje en 2020, un 35 % más que el turista internacional típico (Global Wellness Institute)
«El sector hotelero sigue exigiendo que dotemos los espacios de mucho contenido. Por ejemplo que la misma habitación sea oficina, gimnasio, spa… Hay una tendencia a que esos espacios sean polivalentes y recojan muchas actividades, más allá de un espacio únicamente para dormir». Alfonso Merry del Val, Merry Studio
«La época anterior a la pandemia y la moda por los espacios con efecto WOW han dejado paso a espacios más sosegados y tranquilos, con la capacidad de hacer disfrutar al usuario pero que a la vez infundan una sensación de bienestar». Ricard Trenchs, Trench Studio
La crisis de ansiedad y la fetichización de la salud llevará a los hoteles a invertir más en instalaciones de spa de última generación, con un nuevo enfoque en tratamientos de grado médico. El interés de los viajeros por viajes ligados a la salud en cualquiera de sus formas dará lugar a nuevos proyectos arquitectónicos y de interiorismo, que proporcionarán espacios importantes para la evasión físicoemocional y el enriquecimiento del bienestar.
Una oportunidad que no solo concierne al sector hospitality, ya que resultará también atractiva para otros sectores que orbitan a su alrededor, como son el de la belleza, la alimentación, la bebida o el lifestyle.
Los elementos de diseño que evocan recuerdos positivos de la infancia o proceden de la era predigital reflejan la necesidad de experiencias familiares y reconfortantes. La nostalgia seguirá influyendo en los consumidores, y Booking.com predice que en 2023 las escapadas nostálgicas serán prioritarias para el 84 % de los viajeros.
Las personas que hacen uso de este tipo de servicios buscan experiencias de bienestar en un entorno amable, sin que su experiencia se convierta en una visita al médico al uso. Es por eso que será importante rediseñar la experiencia de los servicios sanitarios dentro de un entorno hospitality atractivo y amigable.
El bienestar sexual se prevé como uno de los sectores de más rápido crecimiento dentro del mercado del wellness. Los programas de educación e intimidad sexual están en auge en los resorts centrados en el bienestar, por lo que los hoteles deberán crear espacios y actividades con un ambiente íntimo donde poder conversar con profesionales de este campo.